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03 septiembre 2008

Tiene 50 mil etiquetas de vinos de 43 países distintos

Si si si!!! se trata de Diego F. Riccardi!!!!

Aca esta la nota que salió en Diario Uno del 1 de septiembre

Diego Riccardi. Es uno de los mayores coleccionistas argentinos y tiene contactos en todo el mundo.

En bordalesa. Así era presentado el vino en 1950.
Recuerdo. En Argelia, el vino está prohibido.

En los países musulmanes como Argelia o Egipto, el vino está prohibido porque la religión así lo exige. En Europa, cada hecho cultural, como los festejos del fin del milenio, son aprovechados para promocionar sus caldos. En China, el vino se mezcla con limón para tomarlo.

Éstos y otros cientos de conocimientos los ha ganado, sin ser enólogo ni tener ninguna relación comercial con la industria vitivinícola, Diego Riccardi, un mendocino de 28 años que vive en Maipú, estudia derecho y habla cinco idiomas.

Es que Diego comenzó hace cuatro años a coleccionar etiquetas de vinos por el placer de ver cómo es la cultura de otros países a través de su gente y sus gustos. Así, ha logrado formar una valiosa colección de 50.000 piezas pertenecientes a 43 países de los cinco continentes.

Su criterio para clasificar los orígenes de sus etiquetas es separar cada una por orden alfabético, por país, región y bodega. A este orden le agrega la historia de cada lugar, el mapa, cómo llegar a la zona productora del vino en cuestión y el año de realización. De este modo, este aficionado de las etiquetas ha formado una pequeña enciclopedia del vino.

Diego relata que empezó su hobby junto a unos amigos en el 2000, cuando se reunían todos los sábados en el Club Unión Costa Azul, del Este, y allí intercambiaban estampillas, de las cuales llegó a juntar alrededor de 30.000 unidades. Pero cuatro años más tarde su interés se centró en las etiquetas del vino.

“El primer año ya tenía un volumen importante como para intercambiar con otras personas del mundo. A través de internet empecé los contactos, y mis conocimientos de varios idiomas me facilitaron mucho las cosas”, cuenta con orgullo Diego, mientras muestra sus pequeñas joyas y detalla el contexto de dónde surgieron.

Como, por ejemplo, las etiquetas de Algeria o Argelia, un país africano que queda entre Marruecos y Libia. Allí, la vitivinicultura fue desarrollada por los colonizadores franceses, pero cuando dejaron a fines de 1940 el poder en manos de los musulmanes, todas las bodegas y las viñas fueron quemadas porque la religión prohíbe su consumo. O el caso de las enormes etiquetas de las bordalesas de la Bodega Escorihuela, cuando el vino era vendido a granel, allá por los años ’50.


Más barato que las estampillas
Diego nos cuenta también: “En el caso de las etiquetas de vinos, es más fácil que intercambiar estampillas . Acá en Mendoza el único lugar donde son valoradas las etiquetas son en la Bolsa de Comercio, donde se consiguen las premiadas por unos $100. Pero en el resto del país los coleccionistas se mueven con el trueque. En general, el secreto para tener una buena variedad de etiquetas es enviarles a otros piezas únicas y que no estén usadas”.

Pero para Diego no fue nada fácil acceder a las etiquetas argentinas, porque en nuestro país existe mucha desconfianza por temor a que sean utilizadas para vender vino adulterado. “Al principio –dice Diego– me costó muchísimo que me dieran algo, y no podía competir con mis pares europeos porque allí existen museos de etiquetas, se organizan muestras . En Argentina, las bodegas no guardaron nunca sus viejas etiquetas y las pocas que reservó el Instituto Nacional de Vitivinicultura fueron robadas en 1980”.

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Funkfarron 12:33 a. m.

1 Comments:

Saludos desde http://daslive.blogspot.com/
Godoy Cruz Mendoza al Mundo !

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